Los tumores benignos terminan con el sufijo oma. Las excepciones a esta regla las constituyen los hepatomas y los melanomas, que sí son cánceres.
Los tumores malignos también utilizan el sufijo oma para designar la presencia de un tumor; los de orígen epitelial se designan con la raíz carcin. Los que se originan en el tejido conectivo, con la raíz sarc. Los sarcomas abarcan cerca del 10% de los tumores malignos.
Entre los prefijos que describen sarcomas específicos del tejido conectivo se incluyen: los osteosarcomas (hueso), condrosarcomas (cartílago), liposarcomas (tejido adiposo), rabdosarcoma (tejido musculoesquelético), leiomiosarcoma (músculo liso). Los carcinomas comprenden cerca del 80% de todos los tipos de cáncer.
Algunos prefijos se usan para describir el tipo de tejido epitelial a partir del cual se originan los carcinomas; por ejemplo adeno, describe los tumores que se forman en el tejido glandular; escamo, los que se originan en el tejido epitelial escamoso.
Blastoma, es un sufijo utilizado para las neoplasias con características histológicas que sugieren un origen en el tejido embrionario, como el neuroblastoma, hepatoblastoma, nefroblastoma y retinoblastoma.
Los tumores mixtos contienen más de un tipo celular neoplásico, como los teratomas.
La CIE 10, Clasificación Internacional de las Enfermedades (1997), ubica entre los códigos C00 – C97, a los tumores malignos; D10 – D36 a los tumores benignos y entre el D37 y el D48 a los tumores de origen incierto.